Visitando Ayacucho
La primera vez que fui a Ayacucho fue hace muchos años atrás. Tenía como 18 años y una de mis mejores amigas me invitó a pasar unos días en el pueblo de Coracora. Su padre y su hermano nos acompañaban, aunque en realidad nosotras estábamos acompañándolos a ellos en un viaje de trabajo.
Recuerdo que cuando llegamos a Coracora eran como las 12 de la noche y, en esas épocas, en ese pueblo sólo había fluido eléctrico durante el día, por lo que cuando salimos del bus que nos trajo desde Lima, todo era una penumbra, no podíamos ver ni nuestros pies, era imposible caminar y todos nos teníamos cogidos de las manos para no perdernos.
Felizmente llegó un poblador a recogernos para llevarnos a la posada donde nos alojaríamos. Supongo que sus ojos ya estaban acostumbrados a ese ambiente de oscuridad, ya que él se desplazaba por el pueblo sin ningún problema, tenía ojos de búho. Cogidos de él y guiándonos por su voz pudimos atravesar tanteando las callecitas de tierra, mientras yo me quedaba impresionada por el inmenso techo de estrellas que yacía sobre nosotros. Ese espectáculo estelar era impresionante, y obviamente era posible presenciarlo gracias a la penetrante oscuridad que envolvía todo a su alrededor.
Visitando Ayacucho otra vez
De esa primera visita a Ayacucho no tengo ninguna foto, y es una lástima; pero en ese tiempo yo no tenía una cámara fotográfica. Pero ahora, después de haber regresado a Ayacucho hasta en 3 oportunidades, si capturé muchas imágenes. Y es que Ayacucho es fotogénica, y no podía perder la nueva oportunidad de guardar en fotos sus lindos paisajes serranos.
En este post quiero compartir algunas de mis fotos y anécdotas visitando Ayacucho. Una linda tierra para visitar y explorar, no sólo su ciudad, sino también sus pueblitos, su naturaleza y su historia contenida en su gente y en sus restos arqueológicos.
Pueblo de Quinua
Cuando caminé por el pueblo de Quinua mi primera impresión fue la de un pueblo desolado. Casi no había nadie caminando, sólo yo y alguno que otro poblador a lo lejos. Mientras caminaba me preguntaba ¿Dónde está la gente de Quinua?
Caminando a la Pampa de Quinua me encontré en una callecita una fachada llena de cerámicas de barro. Quinua es un pueblo de artesanos, y andando por allí uno puede encontrar casas con puertas abiertas. Dentro hay repisas, mesas y estantes llenos de artesanías multicolores.
Pampa de Quinua
Cuando llegué a la Pampa de Quinua me sorprendió lo verde que era. No sé por qué pero tenía la idea en mi mente de una pampa polvorienta, algo así como un descampado de tierra muy grande; y me imaginaba a los soldados luchando en contra del batallón enemigo, pero también contra el fangoso sudor y la respiración de tierra.
Ahora sé que una pampa es cualquier llanura o planicie sin vegetación arbórea, y la Pampa de Ayacucho además de ser aquello, tiene el distintivo de un obelisco blanco, construido en conmemoración de los héroes que lucharon por la independencia.
En la plataforma donde se erige el gran obelisco de la Pampa de Quinua, encontré a este perrito despeinado que me siguió por un ratito. Tenía las patas mojadas ya que antes había estado lloviendo y se habían formado algunos charcos de lodo en la pampa.
Vischongo
El pueblo de Vischongo está al sur de Huamanga, y es otro típico pueblo ayacuchano, de callecitas de tierra, fachadas antiguas de adobe y techos de tejas; aunque algunos pobladores ya están construyendo sus casas con ladrillo y cemento, o utilizando techos de calaminas.
El ambiente fue el mismo que en Quinua: Callecitas desiertas, con esa calma y mutismo tan peculiar de ellas. Algún que otro poblador de vez en cuando se mostraba, para fundirse silenciosamente con la tranquilidad habitual del lugar.
Complejo Arqueológico de Intihuatana
Muy cerca de Vischongo se encuentra Intihuatana, un antiguo centro urbano del incanato. Algunos dicen que pudo haber sido un centro de descanso del Inca en sus paseos por el imperio.
Allí se encuentra la Laguna de Pomacocha (que significa Laguna del Puma), ya que se dice en época de lluvias puede llegar a dibujar esa felina figura. Su ambiente es muy tranquilo y de aguas muy azules que invitan al descanso y al sosiego. Allí me detuve a descansar un rato después de la larga escalada que había realizado para llegar allí, ya que la laguna se encuentra en la cima de un cerro.
Vilcashuamán
Cerca de Vischongo se encuentra la ciudad de Vilcashuamán, donde se pueden visitar algunas construcciones incaicas. Esas tierras hace cientos de años fueron conquistadas a los Chancas por los Incas, y después conquistadas a los Incas por los españoles.
Si uno va al Templo del Sol en Vilcashuamán, se pueden ver algunos restos de construcciones chancas, encima de los cuales los incas levantaron sus edificaciones como símbolo del nuevo poder. Luego, al llegar los españoles, ellos levantaron sus iglesias encima de los centros religiosos incas, también simbolizando el nuevo poder.
Y es que las tácticas de dominación son las mismas para todos y por tanto predecibles: “destruir lo anterior para instalar mi nuevo orden de cosas”. Y otra vez la historia se repite.
En Vilcashuamán se encuentra la Piedra del Vaticinio; una piedra con un hoyo central del que se bifurcan dos canales que al final confluyen en uno. La historia cuenta que esta piedra era utilizada por los incas para predecir si una pareja iba a tener un buen futuro conyugal o no; eso dependiendo de si la sangre de los novios combinada con la chicha de jora que vertían allí, iba por el canal derecho o el izquierdo.
Felizmente no viví en la época del incanato ya que me hubiera molestado mucho que una piedra decidiera eso por mí. Tal vez me hubiera revelado y me hubieran sacrificado como a tantos otros inocentes.
De vuelta a Lima
Cuando regresé a Lima, lo hice viajando a dedo dentro de tres camiones (uno después de otro, por supuesto), y finalmente un bus (desde a Pisco a Lima).
Este camión me llevó desde el pueblo de Rumichaca hasta Pisco. Todos allí íbamos muy abrigados porque hacía mucho frío en la puna, pero mientras más nos acercábamos a la costa más nos íbamos despojando de nuestros abrigos. En el trayecto hubo muchas curvas y a veces algunos de nosotros nos deslizábamos dentro, entre risas de los que hacíamos fuerza para no resbalarnos.
las fotos te salieron super bien! tienes razón, Ayacucho es fotogénico.
Yo conozco Ayacucho :). Lindas fotos si! Me gusta como hablaste de las dos veces diferentes que fuiste, da una impresion chevere.
Quien es la chica de la laguna? 🙂
Mi madre es de Ayacucho las veces que he visitado son las plazas y algunos pueblos, aún me falta mucho por recorrer… Ayacucho es impresionante